Recientemente, leí unos artículos sobre la libertad de prensa y la libertad de expresión del Universal. Uno de los artículos toma la problemática que existe en México sobre los indígenas que según algunos voceros se les dice que “ensucian la ciudad con su presencia”, son palabras fuertes para tratar a un ser humano. El otro artículo trata sobre uno de los muchos y ya usuales problemas en Venezuela, la libertad de prensa.
Primero tocaremos el tema de Venezuela. Es grave pensar, que ya en el siglo XXI algunos gobiernos sigan teniendo un pensamiento retrogrado y autoritario como es el caso de Hugo Chávez, presidente de Venezuela. Como bien se sabe, en Venezuela la libertad de prensa y muchos otros órganos administrativos son controlados por el autoritarismo del Estado, como la expropiación de bienes para que vengan a “forma parte del “Estado”[1]”. Ahora el problema que nos compete, la prohibición y el destierro de la cadena televisiva RCTV de Venezuela por ir en contra de los ideales del Estado bolivariano. En cierta medida es apreciable utilizar el derecho para un fin utilitarista, es decir limitar ciertos aspectos de la libertad de expresión como por ejemplo no grabar a niños o no mostrar cosas sangrientas para el beneficio de la comunidad, pero si es elemental respetar el derecho de proponer ideales de cambio, ideales distintos a los existentes; proponer un espacio de interacción con los opositores del gobierno, un buen Estado sabe escuchar a sus habitantes.
El caso de México es más importante, es cierto que la globalización y el proceso de adaptación al medio han deteriorado las culturas indígenas en América. Sin embargo, eso no indica que podamos negar la identidad y existencia de estas culturas. Hablar que unas personas dañan la fachada de una ciudad indígena por naturaleza es irónico, y más en un país como México. Podrían implementar excusas diferentes que no afectan a la sociedad y pueden mantener un orden, por ejemplo pueden reubicarlos como hicieron aquí en Bogotá, Colombia., brindándoles un puesto y adaptándolos a la cultura histórica de la ciudad. “Reubicarlos”[2] es diferentes puestos de la ciudad acorde a los gustos de ellos es antes un beneficio monetario y cultural para México. Así que no solo gana el Estado en forma subjetiva, ganan los dos, el indígena obtiene su forma de sobrevivir y se le respetan sus derechos fundamentales además se que se le da un reconocimiento y el sentimiento de aportar culturalmente a su país, el cual fue indígena antes de la “modernización”[3] de Europa aquí en América.
El fetichismo jurídico[4] que se hablará unirá las dos partes en un solo derecho que me parece fundamental y maneja los dos casos, el derecho a la libre expresión, es cierto que el derecho existe para controlar la vida en sociedad del ciudadano, por eso es inaudito que existan problemas entre el Estado y el ciudadano. El derecho es la herramienta de la persona para llegar al Estado, no la herramienta del Estado para alejar al pueblo de su calidad de ciudadano.
Es esencial que los derechos de las personas se respeten y no solo se respeten, si no que en lo posible hagan al Estado como un mal cada vez menos necesario[5]. En estos dos casos especiales se puede usar el derecho como una herramienta de emancipación de la “tiranía del Estado”[6] para que haya una esperanza y una ilusión de la persona de pensar que podrá sobrevivir en esta sociedad que es temible y despiadada.
Por último y como una pequeña reflexiones para nuestros queridos lectores, el derecho es la capacidad de actuar de cada persona, así que depende de cada quien como puede hacer un uso subjetivo del derecho sin afectar el derecho de los demás, recuerden que todos los elementos rodean a la sociedad contienen un carácter moral y que cada quien tiene un concepto distinto de las cosas, pero hay que respetar esa moral universal que se debe respetar, el derecho es una gran herramienta de emancipación de la subyugación del Estado y de beneficios para el diario vivir, pero hay que saber usarla.
[1] Se habla de un “Estado” porque no se puede considerar como tal, es más una figura autoritaria disfrazada de democracia.
[2] Reubicarlos en un sentido estricto, es decir de un beneficio de mutuas partes, tanto las indígenas como la fachada del Estado.
[3] Al momento en que llega el europeo a América, se da un proceso de “europeización” del indígena, a lo cual se le puede llamar “modernización” debido a que en esa época se estaba implantando el modelo “Moderno” en Europa.
[4] Julieta Lemaitre. El derecho como conjuro, fetichismo legal, violencia y movimientos sociales.
[5] Norberto Bobbio. Estado, gobierno y sociedad. Cap. III
[6] Thomas Hobbes, en el Leviatán, dice que el Estado ha sido creado como un ente externo a lo humano que mediante su figura de tiranía implantaría el miedo en los habitantes de la sociedad y que por el miedo podrían vivir en sociedad.